lunes, 27 de octubre de 2008

El gigante

De las mil veces que debo haber entrado a este lugar, no imaginé que un día sería parte de mi vida cotidiana. En el Centro Comercial Geant, ahora, por ejemplo, hay una clase de gimnasia donde un profesor divertidísimo entreteiene y baja las calorías de jóvenes y no tan jóvenes. A las 9:52 de la mañana aún representa el lugar tranquilo en el que cualqiera desearía trabajar. Más al mediodía el bullicio y el ruido a gante le provocan a uno la huída. Nada comparado con el Geant de los sábados, que sólo se puede describir como padres y niños por doquier, ruido a juegos electrónicos, olor a pop, gente que pregunta dónde es el baño, la cédula, el cajero, el Abitab, la tintorería, la peluquería... Pero al lunes siguiente todo se compone, vuelve la calma a este enorme lugar, el gigante que llegó a aplastar a todos los pequeños de la zona y desparramar la fiebre de los televisores sigue siendo el mismo en teoría, en pura teoría.

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