Es un libro diferente, o por lo menos distinto a mucho de lo que he leído. Me dio curiosidad verlo en la mesa de la "teacher", fue como un imán y lo tomé, empecé a leer y terminé pidiéndolo prestado. Un profesor de literatura, de mi edad, que escribió un libro sobre adolescentes y se lo mandó a Roy Berocay. ¡Qué lanzado! No sé si podría hacer una cosa así con lo que escribo, pero quizás, él es como el su personaje, y se tiene fe. Se lee de un tirón, porque es la única manera, porque te ves atrapado en un montón de situaciones simples, que seguramente ya le pasaron a uno, o a la gran mayoría. También está ese sentimiento extraño del adolescente, tan bien descrito por cierto... la ambivalencia de los días, cuando a veces te sentís invencible, o el bicho más insignificante. La influencia de los amigos, la lucha por el qué dirán o juagársela por mostrar la verdadera personalidad. Y una frase que me encantó: "Todo lo que me rodea me hacía moco, pero yo sabía hacerme bien", es encontrar, en cosas simples, la felicidad, descubrise a uno mismo disfrutando un libro o escribiendo una canción mientras los pájaros te dicen cosas, vivir es realmente saber cómo pasar los días.
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