
"Nunca tengas miedo de decir lo que sientes", aunque a veces te traiga problemas, inseguridades(más)y dolores estomacales. Personalmente pienso que es un buen ejercicio, producto de mi naturaleza impulsiva y desenfrenada en lo que a cuestiones verbales se refiere. Estoy dispuesta a soportar caras largas, desaires, e incluso algún rezongo con tal de imponer mi punto de vista, claro, bajo la absoluta y firme convicción de que en lo que digo tengo razón. A veces es difícil controlar nuestras ansias, sí, los incluyo ¿Quién no cayó alguna vez en la trampa de algún ímpetu justiciero? Aquí una breve reivindicación a todas las veces que metí la pata, o tuve razón.