
Escribo mientras espero que se haga la hora. La espera, siempre que es espera, se alarga, y se convierte en una especie de tortura amena. El café nunca falla, lo hace todo mejor. En un par de horas llegan los actores y a decidir quién hace de quién. Mientras, sigo esperando, extrañando, en breves instantes nuevamente leyendo, y estirando el café.
2 comentarios:
Y sí, el que espera, desespera dicen...Yo prefiero el mate, el café no me gusta.
Yo hace poco tomé un café en un bar mientras escribía y me sentí el ser más excelso del planeta... después la cagué comprando yummies de ositos en candy sweet
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