domingo, 9 de septiembre de 2007

Al compás de los estornudos

Las Hawaianas eran rosadas, ya me había olvidado. Las rescaté ayer del polvo y la monotonía de un invierno ¿cruel? Que se desvaneció en el lapso de una semana. Mi nariz respondió de inmediato, y ahora sufro de lo que se podría llamar resfrío permanente, la famosa rinitis alérgica regalo de la primavera. Pero lo prefiero así, sin medias y al compás de los estornudos, cualquier cosa por la brisa de cuando se viene la noche.

1 comentario:

chicosoquete dijo...

lamentablemente padesco de sinusitis crónica así que estás describiendo más o menos un día típico para mi, exepto por lo de hawayanas, las odio, me lastiman la unión del dedo gordo del pie y son recontra finas. Tampoco es que las odio, si las veo las saludo y eso... pero no paro a conversar.